Las berenjenas más sabrosas son las que se ven brillantes, tienen la cáscara lisa y son más pesadas de lo que a simple vista parece por su tamaño.
Para saber si está madurita, presiona levemente la piel con los dedos y si se queda la huella, significa que está en su punto (una berenjena vieja tiene la corteza dura).
Si quieres cocinarla con piel, una blanda te dará buen resultado; córtala justo antes de cocinarla, ya que al entrar en contacto con el aire se oxida rápidamente.
Debido a que la piel de esta hortaliza tiene una consistencia porosa absorbe mucha grasa cuando se fríe y aunque queda jugosa, es difícil de digerir y su aporte calórico aumenta considerablemente.
Para hacerla más ligera, antes de freírla espolvorea una buena cantidad de sal sobre las rebanadas, ponlas en un colador y deja reposar 30 minutos; esto sirve para que suelte su sabor amargo; después, enjuagarlas y sécalas con papel absorbente.
Extraído de Cocina Facil
Por Mónica Selva
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Tu opinión nos interesa