Siempre ten presente que la piel se arruga, el pelo se vuelve blanco,
los días se convierten en años, pero lo importante no cambia,
tu fuerza y tu convicción no tienen edad,
tu espíritu es el plumero de cualquier tela de araña.
Detrás de cada línea de llegada hay una de partida,
detrás de cada logro hay otro desafío.
Mientras vivas, si extrañas lo que hacías, vuelve a hacerlo, no vivas de fotos amarillas.
Aunque todos esperen que abandones,
nunca dejes que se oxide el hierro que hay en ti.
Haz que en vez de lástima te tengan respeto.
Y por último, cuando por los años no puedas correr: trota;
Cuando no puedas trotar, camina;
Cuando no puedas caminar usa el bastón…
¡Pero nunca te detengas!
Madre Teresa de Calcuta
Por Mónica Selva
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