No está aquí, sino que ha resucitado. San Lucas 24:5-6
Hay cosas vividas en la niñez que quedan indeleblemente grabadas en la mente.En mi hogar eslavo y cristiano, recuerdo que una de las celebraciones máximas era la Pascua.La casa se decoraba con palmas verdes, mamá hacia la rosca tradicional,y desde el sábado todo quedaba vestido de fiesta, la comida preparada, los huevos pintados y para que los niños los buscáramos. El día de resurrección nos levantábamos muy de madrugada para ir a la iglesia. Comenzaban, entonces, las canciones ya al salir sol, nos saludábamos con inmensa alegría diciendo ¡ Jesús resucitado!, y el otro contestaba: ¡En verdad ha resucitado!
Es una hermosa costumbre que los eslavos conservan hasta hoy.
Hace varios años, en uno de los países ateos, un destacado líder dio un discurso, ante una gran multitud , para probar que la fe en Jesús era ridícula.
Al finalizar, preguntó si alguien quería refutar sus argumentos.
Un anciano se puso de pie y lentamente se acerco a la plataforma. "Recuerde, solo cinco minutos", dijo el conferencista. "Lo que tengo que decir, es breve", le respondió.
Paseó la mirada sobre la multitud y, con vos clara y sonora dijo: "Cristo Jesús resucito".
De millares de gargantas como un trueno,surgió la respuesta:" ¡En verdad ha resucitado"
¡Gloria a Dios! porque la fe siempre triunfa.
Extraído de: Aliento Cotidiano
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