Meditaciones
para orar por la salvación
de
nuestros hijos
“Las
aldeas quedaron abandonadas en Israel, habían decaído, hasta que yo Débora
me levanté, me levanté como madre en Israel” (Jueces 5:7).
D
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ébora es una de las
mujeres más sobresalientes de la historia de Israel. Se destacó por una notable
relación con Dios, obteniendo dones de discernimiento y habilidades para tomar
decisiones en la voluntad del Padre. Ella era profetisa, y sus habilidades
especiales dadas por Dios, la guiaron para planear y dirigir, además fue
mediadora y consejera para el pueblo cuando necesitaron su ayuda.
En esta estrofa de su
cántico de alabanza a Dios por la victoria sobre los enemigos, ella declara con
real firmeza el haberse levantado como madre de su nación.
Su servicio a Dios se
caracterizó por darle siempre el crédito a Él por todo, y en esta declaración
refleja un amor maternal por el pueblo afligido. Entonces Débora, al
levantarse, está intercediendo delante de Dios por Israel, estuvo decidida a
clamar hasta obtener una respuesta favorable.
Débora representa a la Iglesia
del Señor, que se levanta para clamar por la Tierra desolada y caída, Débora
representa a toda mujer que se determina a interceder por su nación o hijos
perdidos.
La Iglesia del Señor
tiene la autoridad para atar y desatar aquí en la Tierra, por eso debemos
levantarnos con fe y clamar por aquellos que están perdidos. Desatemos el Reino
de los Cielos con oraciones de ruego para que descienda en la familia y la nación.
Produzcamos con espíritu de valentía cambios decisivos en las personas que nos
rodean.
Todos somos exhortados a
identificarnos con el dolor ajeno, estemos dispuestos y decididos a orar sin
cesar por aquellos que se perdieron cuando comenzaron a caminar con Cristo. Hagamos
regresar al redil a todos los hijos pródigos que necesitan ser pastoreados en
los delicados pastos y beber de las aguas tranquilas (Salmo 23:2).
Débora fue como una mamá
valiente y esforzada que ora sin desmayar mirando al cielo hasta ver a su hijo
a los pies del Señor.
¿Estas
dispuesta a levantarte como madre que ora sin cesar por tu Jerusalén, toda Judea, Samaria y hasta lo
último de la Tierra, como dice Hechos 1:8?
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