quiero rendirme a tu cruz y ofrecerte todo mi ser.
El mundo a ti te desprecia, porque no conoce tu gran poder,
desesperado y ciego te busca, y teniéndote cerca, no te puede ver.
Ven a mí, bendito Salvador, hoy te quiero alabar con amor,
decirte que eres precioso, que mi vida entera te doy.
Te entrego todo lo que tengo, mi esposo y mis hijos también;
es por eso que a ti vengo hoy, ten misericordia ¡Oh! Mi buen pastor.
Justas son todas tus promesas, mi casa y yo te serviremos,
hermoso es ver tus proezas y poder decirte “Cara a cara nos veremos”.
Nury
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